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194 Paz interior. precipicio. Los Santos siempre han temido el marchar precipitadamente en los ásperos ca- minos de la virtud, como tiembla un impru- dente que corre sobre la eminencia de un abismo, en la que es necesario arrasirarse sobre los piés y las manos, á ejemplo del Sabio Jonatas *. Los progresos muy arrebata- dos, siempre han parecido poco durables, como las riquezas adquiridas con mucha apre- suración que se disipan en poco tiempo 2. Un principiante que quiere hacerlo todo y ser escelente luego , se escita á si mismo sin darse algun reposo y se anima á correr, como un gigante, cuando aún es niño en la virlud. Y ¡ojalá que lo fuese por la desconfianza de si mismo , cuanto por sus pocas fuerzas y €s- periencia! Yo lo veo abanzar rapidamente; pero veo tambien la marcha forzada que lleva, y que no la llevará muy lejos: bien presto se sentirá fatigado y parará; y parar en el camino de la virtud es volver atrás , como de- clara san Agustin 3, cuando aquel que lo si- guió con una marcha reglada, lo deja muy lejos detrás de si, sin que lo pueda alcanzar. Solo conviene al que salió de lo mas alto del Cielo y bajó a la tierra, el correr como gi- gante 4. Pero nosotros que salimos del seno de la tierra para el Cielo, debemos caminar con precaución y gobernarnos segun las fuer- 4 4. Reg. 1. — 2 Escala Santa de san Juan Cli- maco, 3. grada, núm. 28. — 3 In via salutis non progredi fregredi est. S. Aug. — 4 Exultavit ut gigas ad cur- rendam viam ; 4 summo colo egressio ejus. Pa 18, Y. 6.

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