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192 Paz interior. paz. Evilo el encuentro de esta persona cuan- do la veo mas envenenada , y cuando puedo hacerlo sin escándalo ni inconveniente. Per si conozco que me vienen fuerzas, me ofrezec a mi contrario, y recibo sobre mi todo el golpe de la eontradiecion. Asi huyó san Fran. cisco la colera injusta de su padre, pero fur. tificado en el retiro, se espuso sin miedo a todos los escesos de su furor. E Aquel espone : Yo he recibido una bofelada alrentosa ; y aunque no soy insensible, el se- ñor me ha lecho la gracia de que no me turbase. Obrando segun los deseos de Dios y las necesidades de mi alma, -la acepto con buen corazon, doy gracias al Señor de habér- mela dispuesto : ruego por aquel que me ho ofrecido la. ocasion de tan gran bien, par: confundir mi amor propio, me repitu yo el ultraje recibido, y fijo en él toda mi atencion; y en este estado reconozco que tenía mere- cida esta humillación por mil caminos, si en esta ocasion no hubiera sucedido. Pero lo que no hizo en mi esta afrenta , la reflexion hace que me suceda»; porque la idea que me quedé en la memoria, me desasosi ga, me turbe vivomente y me hace perder la paz. Este dice. Yo no: cuido: de- venir" á las manos cón ur enemigo ya vencido , mi de disputar la victo- ria que ya he alcañzado, renuevo con tode simplicidad la aceptacion interior de esta afren la; y no me ocupo ni pienso, sinó en disi- par las representaciones de su m+moria. Esto es lo que usó san Francixco de Sales. cuando

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