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188 Puz interior. ros 1. No intenteis eosa alguna sobre vues;ras fuerzas; y el conocimiento de vuestra flaqueza sea una advertencia de no esponernos a ver el fin de vuestra virtud, 4 la ruina de vues- tra paz. Vuestro corazon es vuestra fortaleza: si mandais en ella como dueño; si haceis que reine alli la tranquilidad y la disciplina; si teneis las puertas bien cerradas , si rechazais con vigor y buen órden los asaltos que 0s dan; haced cuenta con ella para mucho ; y no hagais como los Sacerdules de Israel ?, una salida imprudente que 0s esponga, Ú a ona derrota en la cual acabeis, Ó á una fuga de la cual no podais volver con facilidad. Mi. Pero es necesario usar en esto de un grunde discernimiento. Es preciso saber aban- zorse, y relirarse á tiempo en esla guerra espiritual ; y esto pide al menos, tanta sabi- daria como resolucion. La retirada como el ataque seran siempre funestos, cuando fueren hechos fuera de tiempo. Huir del enemigo cuendo se Je puede desbaratar, es perder la victoria > quererlo desbaratar cuando se debe huir, es arriesgarse mucho. No hablamos aqui del espirito impuro, al cual jumus se debe cometer, Es menester dar siempre la espalda ú Sodoma, y ño mirar 'su incendio ni áun de lejos , vara tenerle el debido horror. Mas si 1 Destrúxisti maceriam ejes: et wndemiant cam om- nes, qui pretergrediuntar viam ? Psalm. 79,13. a 9 Ceciderunt sacerdotes in bello, dum volunt for- jiseter facere, dur sine consilio exeunt in prelium, 4. Mach. 3, 67.

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