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182 Paz interior. os ha puesto Dios aunque sea la úllima; y esperad con modestia, que él os diga que subais á otra mas alta. Ya discerniréis su voz en la paz que dará á vuestro corazon , á donde no lleva sinó turbaciones una ambiciosa pie- dad. Velad sin inquietud en un grado mediano, proporcionado á vuestro ejercicio y a vuestras fuerzas. Mas no perdais entretanto el deseo de mas alta perfeccion; porque puede ser que Dios os lleve á esta en breve, despues de ha- ber asegurado vuestra humildad, haciéndoos sentir largo tiempo vuestra indigencia. El me- dio mas propio para atraer sus favores, es confiar en' su bondad y detenerse con modes- tia, sin envidia ni negligencia en la clase á donde Dios lo puso. No quiere su Majestad que todo el mundo le sirva de una misma ma- nera, sinó unos de un modo y Otros de otro, segun la diversidad de talentos, de luces y de fuerzas, que les ha comunicado 1. Querer pues, emprenderlo todo sin esperar sus mo- vimientos , y sin que su voluntad se declare sinó precisamente porque es bueno y porque los otros lo hacen ; es imitar el celo impru- dente de los Hebreos, que querian ser los libertadores del pueblo y los vencedores de sus enemigos , como lo fueren los Macabéos: pero Dios no aprobó la empresa; porque ne eran ellos los hombres de su diestra y sola- mente Jos habia destinado para gobernar e 4 Unusquique proprium donum habet ex Deo, aliu quidem s.e, aliús verd sic, Y Corinth. 7, Y. 7.

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