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Práctica. 175 llegar a la propuesta virtud. Los principiantes poco versadus miran estos vehementes deseos, como golpes de viento que los arrojan rápi- damente hacia la puerta; pero en efecto no hacen otro, que hacerles dar una vuelta ó sacar- los de la calle. Asi san Francisco de Sales !, hombre tan ilustrado. sobre la conducta inte- rior, quiere que esté el corazon muy aucho, y que no lo oprimaa mucho los grandes de- seos de la perfeccion. Supuesto , pues, que todas las virtudes están unidas y que se dan la mano mútuamente, no hay alguna que sea opuesta a otra. Principio constante y regla invariable, sobre la cual se debe hacer el juicio de algunos movimientos de piedad , y de ciertos ejercicios, personales, que no deben ser. .mirados como produccio- nes de la virtud, desde que se oponen á la obedieneia y á la paz. La primera de estas virtudes es una regla viva sensible y no muda, que puede facilmente aplicarse. La segunda es interior y escondida; pero se deja discernir bien de un alma un poco atenta. Nosotrus nv debemos desear las virtudes , sinó por Ja glo- ria de Dios y por nuestra santificación La gloria de Dios consiste en el cumplimiento de su vo- luntad; y nuestra santilicacion enla renuncia de la nuestra. Dios, pues, quiere que reine la. paz en nuestras almas sobre todas las vir- tudes ; que regule. los deseos y que dirija los ejereicios ; y si muestra voluntad trastornase ¿+ Epist. 39 “cap 3. ñ
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