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Práctica. 473 habiendo esperado tranquilamente la vuelta de Esposo se contentan con velar y tener en buen estado sus lamparas; ¿obrariamos nosotros con prudencia, en sali sin' órden , y sin aceite, 3 atravesar la oscuridad, y los riesgos de la noche, para prevenir á aquel cuyas cerca: nías es necesario aguardar? Esperémosle pues con un gran reposo, sin dormirnos ni apre- surarnos ; y si tarda á venir, doblemos nuestra vigilancia, persuadidos, á que no faltará á su promesa, y que vendran sin dilacion 1. Sé que decis: Pues qué, el diferir ¿no es tardar? No; porque estas palabras son de la misma verdad. Parece alguna vez á nuestro propio amor im- paciente, 0 á nuestro eelo poco entendido, y lal vez á nuestros piadosos deseos, que la vuelta sensible del Señor tarda mucho, y que sus ausencias son muy largas: poro en efecto él viene siempre, sin dilacion; porque viene precisamente a aquel punto, que ha determi- nado su Sabiduria inbuita, y piden nuestras verdaderas necesi-lades. «4 Si moram fecerit., expecta ¡lum: quía veniens , ve- niet , et non tardalit.. non menti-tnr Habac 2,23, A recrea

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