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e ARA IL e 164 Paz interior. santos ejercicios, no lo desecheis ; antes bien perseverad constantes en él, para manteneros enla paz con una conducta siempre igual, Si vuestra oracion es un ejercicio insipido ó un tormento, sufridlo sin impaciencia ; y jun- tad al sacrificio de los labios, el de la priva- cion de los gustos sensibles. Desterrad cuida- dosamente de vuestro espiritu un error muy comun , que consiste en creer que no gusta Dios del sacrificio de la alabanza, desde que esta el corazon oprimido; pues antes al con- trario, quiere que se le ofrezca cuando está afligido por la tribulacion 1; y este es el medio de atraer á nosotros la gracia, la luz y la alegría ?. Llenáaos de valor con la persuasión, que cuanto la Oracion es mas laboriosa, tanto es ordinariamente mas agradable a Dios y ú!il á vosotros, suponiendo que no la ejecutais con negligencia : unidla á la del Salvador ago- Dizante, á la cual, la mortal tristeza que la acompañaba, no la hizo menos meritoria; y al ejemplo de este Divino Maestro, alargadla mas alguna vez 3, para vencer mejor al” de- monio y al amor propio, que quisieran que la abreviárais y la abandonarais. IL. Alguna vez es la oracion para vosotros un ejercicio penoso y que os disgusta ; una aprelura de corazon; una desocupacion que 1 Inmola Deo sacrificium laudis: et invoca mié in die tribulationis. Pgalm. 49, y. 14 et 13. — 2 Sacrificium laudis honorificabit me; et illic ¡ter, quo ostendam illi sa- lutare Dei. Ibid. y. 23. — 3 Factus in agonia, proxilita orabat. Luc, 22, Y, 43.

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