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p.m. Práctica. 155 hermanos y pérdida de sus almas. Se han viste muchos separados de la Sagrada Mesa, vivir sin remordimiento en esta especie de esco- munion , pronunciada por el tribunal de su error; y lo que es mas deplorable, acabar una vida de poca edificacion con una muerte muy equivoca. Se han visto muchos que en los primeros años de su piedad, jamas se ha- cian participantes de este divino Sacramento, sinó con un corazon lleno de turbaciones; y los dias que les ocurria comulgar , no que- rian arrimarse al Altar sinó con un secreto horror. Esta disposicion los atemorizaba, y con un error muy ordinario, buscaban el so- corro en sus Confesores, de los cuales nunca quedaban satisfechos , dándose una tortura para tranquilizarse; y como el Sacramento de la Penitencia precedia inmediatamente al de la Eucaristia, era prepararse con un tormento á otro tormento; y asi eran sus Comuniones todos los dias mas amargas y por consiguiente mas llenas de disgusto. En este deplorable es- tado vivian arrastrados muchos dias: consu- mian sus fuerzas, se secaban vivos, * hacian una funesta prueba de lo que se esponian á su- frir, y de la separacion que se arriesgaban á hacer del camino de la virtud, caminando sin esperiencia, sin guia, sin confianza y sin do- cilicidad. Pero desde que ellos se descubrie- ron y dejaron sondear la playa de su corazon, se les conoció el origen de su pena, que no consistia, sinó en querer percibir lo que nan era necesario, y en pretender con ánsia park Paz ¡ terior