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e o a 4 Paz Interior. mo suele ser capaz de darnos el conveniente recogimiento. Aquel ruido que es propio nues- tro, que se hace en el fondo de nosotros mis- mos , y que hace impresion en las potencias, donde Dios quiere obrar ; nos distrae, por mas que lo miremos como forastero , y quede á la parte de afuera, sin pasar del oido. Puede un alma estar muy recogida , vivamente inspirada y movida de Dios, en medio del tumulto de las criaturas , como sucedió á Ezequiel en me- dio de una confusa tropa de esclavos , que llo- raban y gemian 1. Pero pocas veces se logra este recogimiento en medio de la multitud de los pensamientos, del tumulto de las pasiones, y de la turbacion del alma. Por eso na dice Dios, que nos conducirá «4 la soledad para ha- blarnos al oido, sinó para hablarnos al cora- zon ; en significacion de que nos pide una so- ledad interior. Sin este silencio del alma, está el hombre solo, sin ser solitario, y de este modo como dice san Bernardo 2. una Celda religiosa , será una Prision honrada, mas que un retiro santo. Y por eso, para oir, como Magdalena , las palabras de vida que salen de la boca del Salvador, es necesario estar como ella, en un profundo silencio, y en una per- fecta tranquilidad. Asi, pues, para que Dios habite en nosotros. Y se comunique á nuestras almas. es meneste, estar en paz. Estad humildes y en paz, dic: 1 In medio captivorum. Ezech. 1,4. — 2 S Bernara. elo Vit solit. ad Fratr.

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