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146 Paz interior. nos á la tristeza ni á la pesadumbre , porque su ausencia nos presenta no poca utilidad 1. IL. Pero si la ausencia de Jesus fué útil á los Apóstoles, y ahora á nosotros ; y si su presencia visible puede servir de obstáculo á la perfeccion de los Santos : ¿Cuál es el bien espiritual, pero sensible, del cual no debe- mos estar enteramente separados? Querer ab- solutamente seguir á Jesus cuando él se aparta es, esforzarse á dejar la tierra y fijar el vuelo en el Cielo, y trastornar el órden que tiene establecido ; turbar la armonia de su Provi- dencia y fatigarse inútilmente. Aguardemos con quietud hasta que seamos revestidos de la fuerza, que viene de las alturas ?. Querer estar siem- pre á su derecha ó á su izquierda , es no sa- ber lo que se pide: desear fijarse con él so- bre el Tabor, es tener indiseretos deseos ; y comunmente á mas de la sensualidad espiri- tual, que nos hace codiciosos de los gustos de la piedad , hay alguna cosa aún mas baja, mas grosera, mas desagradable á Dios y mas nociva á nosotros, que nos hace desear mu- cho las luces y el esplendor de la devocion: esto es, una vanidad secreta, que quiere bri- lar en la piedad con el fervor y con los en- tusiasmos, como el cuerpo brilla con la ga- Mardia y adornos ; y el entendimiento con la agudeza y la sabiduría. Mas ¿para qué que- remos juntar una ambicion tan sutil y tan de- 1 Tristitia implebit cor vestrum; sed ego dico vobis; expedit vobis, ut ego vadam. Joann. 16, 6, et 7. 2 Sedete, donec induamini virtute ex alto. Joann. 24.

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