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Escelencias. 9 sus tribulaciones, cuyas furiosas olas les pene- tran hasta el corazon; y sus penas interiores llevan de compañia á las turbaciones y otros contrarios movimientos ; pero todas estas prue- bas no pasan, para decirlo asi, de la parte in- terior de sus almas; antes bien siempre goza de la paz lo intimo de su espiritu, porque Dios nunca padece agitaciones en lo interior de su tabernáculo. CAPITULO HU. La paz interior nos dispone á las comunica- ciones divinas. Esto paz no resiste á Dios el designio de obrar en nuestras almas, de ilustrarlas con sus luces, de inflamarlas en su amor, y de conducirlas á su voluntad ; cuando la turbacion forma como: un nublado, que nos roba una parte de sus luces, y como un ruido confuso que nos impide la inteligencia y perfeccion de su yoz. Este es el motivo de haber dicho por su Pro- feta que nos llevaria á la soledad, para ha- blarnos al corazon 1. Esta soledad necesaria para tener una conversacion dulce y familiar con Dios, consiste mas en el silencio del alma, que en la separacion de los hombres, la que 1 Ducam eam in solitudinem , et loquar ad cor ejus. Oss. 2.14

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