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132 Paz interior. dad de vuestros cuerpos, como al reposo de vuestras almas. Ensayáos á hacer algun bien sin mucha actividad; esto os será menos dif cil: pero sacad esta ventaja de vuestra tibieza. Desead ardientemente lo que no podiais prac- ticar, y asi practicareis insensiblemente lo que siempre deseéis. Alimentad este deseo con fre- cuentes reflexiones sobre las grandes ventajas de esta paz, que el demonio intenta ocultar de yuestra vista; y tambien sobre la facilidad de superar los obstáculos que exagera. IT. Aunque hemos dicho tanto de las ven- tajas de esta paz, no creemos haberlo dicho todo, ni poderlo decir. Nos libra esta de la tiranía del demonio , cuyo imperio es la man- sion del desórden , del horror, y de la tur- bacion 1. Lo 'arroja de nuestro corazon, le cierra las puertas, y levanta en nuestra alma como un muro incontrastable á la prueba de sus ataques 2. Es aquel Reino de Dios que pe- dimos todos los' dias , y que debemos desear sobre todas las cosas: es la única felicidad de esta vida , y un medio poderoso de procu- rar la otra; es como una prenda, y un en- sayo de la paz eterna de los Santos; es com- pendio de la perfeccion Cristiana: es nudo 1 De hujus modi regno pecatissimo missus est foras Princeps bujus seculi, qui perversis, inordinatisque domi= natur. August. lib. 4, de Serm. Dom. in Monte. Ñ Hác pace intrinsecus constituta, quascumque perse- <utiones lle qui foras missus est, forinsecis concitaverit, ls gloriam non aliquid in alio edificio labefactans!, sed deficientibus machinis. August. Ibid.

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