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112 +43 interior. fervor sensible nos es estranjero: solo Dios puede darlo; y si no lo dá, tal vez lo niega por muestras faltas. Pero si llevamos esta pri- vacion con humildad, y con laboriosa pacien- cia, este fervor seco , sustituido á un fervor gustoso , no sera un delito nuevo : ni seremos culpables porque seamos alligidos. Al contra- rio, el corazon de Dios se verá tocado y he- rido de nuestra penitencia, y no tardará á consolarnos. No tenemos, pues, motivo para perder la paz en nuestra afliccion, cuando el Señor no tiene sobre nosotros otra cosa, que pensamientos y deseos de paz 1; y quiere mas que nosotros, ver probada nuestra paciencia y espiadas nuestras culpas, por poner término a nuestras penas 2. Por lo demás, vuestro es- tado mo es nada menos, que una verdadera tibieza ; pues mo os precaveis contra las mas ligeras faltas, ni gemis por las de fragilidad, ni llenais las obligaciones de vuestro estado y las reglas de vuestra conducta; y si en estas mezclais alguna negligencia , la tierna vista del Señor no verá en ella sinó un afecto natural del estado paciente; y si me atrevo á decirlo asi, del estado forzado en que os hullais. ¿Por qué, pues, conservais una tibieza for- mal, capaz de hacer que os destierre Dios de su corazon, y os yvomite de su boca? VI. Acabemos ya vuestra- apología , para que logre la calma yuestro corazon. Decis, 1 Ego cogito super vos cogitationes pacis, et non af- Mietionis. Jerem. 29, Y. 41. 2 Ut dem vobis fidem. et vatientiam. Ibid.

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