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106 Paz Interior. retirado de mi, por mis faltas y que le sirvo mal; Ó que no me ame, pues no me mira sinó con ojos severos ; ó que yo no le ame mas que á mí mismo , pues lo miro con tanta frinldad. ¡Almas de poca fé, y consi- guientemente distantes de la paz interior! (por- que no se halla la abundancia, de esta sinó en la noche oscura de la fé mas viva ). ¿Es- los son vuestros temores ? Pues estas son mis reflexiones. Vosotras haceis justicia á Dios, pero no-os la haceis á vosotras mismas ; ó por mejor decir, ni la haceis á vosotras ni á Dios ; os someteis á su imperio. pero no estais pene- tradas de su bondad : os ocupais mucho de lo que él tiene derecho de exigir de vuestra fide- lidad, y no tanto de lo que él quiere tolerar de vuestra flaqueza. Ni os conoceis, ni cono- ceis vuestra enfermedad, ni la gracia que Dios os hace, ni lo que sois de vosotras mismas, ni lo que sois por beneficio de Dios. Veis lo que debeis hacer por él, y no lo que hace en vosotras, ni lo que haceis con su gracia, Esta ¿es acaso una humildad mal entendida, que os hace temer al descubrir en vosotras el menor dón de Dios? ¿Es hacer de la hu- mildad un mérito de atormentaros , Siempre, hasta turbaros sobre el cumplimiento de vues- tras obligaciones ,' y que la menor apariencia de reposo baste para haceros perder todo el fruto , de vuestras buenas Obras? Esta ¿es una presunción secreta, que Os hace creer que podeis mucho para el servicio de Dios? ¿Que, la devocion y el fervor os vertenecen . come

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