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Medios para adquirirla. 99 gozo en este mundo debe ser, el participar las penas de Jesucristo 1; y nuestro consuelo, el probar las angustias de su agonia. Su bon- dad nos hará gustar llenamente los ardores santos, los piadosos impetus, las deliciosas efusiones de un corazon consumido con el fuego de la caridad, cuando manifestará su gloria en la celestial Jerusalén 2; y si der- rama en nuestros corazones algun ligero con- suelo en este valle de lágrimas , esto lo hace no mas que de paso, y cuando él lo juzga a propósito; y no quiere que nosotros lo desee- mos con un afan inquieto, Ó solamente por nuestro gusto : porque todo cuanto hiciéremos por su logro, será sin fruto; y todo lo que producirian nuestros esfuerzos, nO serian Mas que una imaginacion engañosa , que nos daria una idea muy propia de nosotros mismos. En efecto, en estos momentos de ardor, no nos abrimos ni: descubrimos todos enteros: admiramos imperceptiblemente la belleza de nuestros pensamientos, la firmeza de nuestro ánimo , la vivacidad de nuestros espirituosos movimientos ; y nos hallamos soberbios con esta arrogante rueda, que nos cerca. Y por eso, desde que nosotros nos conocemos, ya no tenemos sinó una cosa que hacer; y esta as, dejar que caigan de si mismos todos estos * movimientos, cerrarnos dentro de nosotros con Dios, y estar en su presencia con una 1 Sed communicantes Christi passionibus gaudete, Petr. 4, 4.13. — 2 Utet in revelatione glorizx ejus, gaudeatis exultantes. 1bit.