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> i. pan Bt banados en ella, sanaban de sus dolencias. Con estos prodigios, el entusiasmo religioso y la devo- cion se acrecentaban por momen- tos; y el pueblo, 4 pesar de que la | Aparicion no habia dicho quién era, creia que no podia ser otra que la Madre de Dios. Bernardita que ansiaba también saber quién era la hermosa Senora, al verla el 25 de Marzo, como siempre, ro- deada de luz indescriptible y con una bondad sin igual, se atrevié 4 decirla: “Senora, gtendréis la bondad de decirme quién sois y cual es vuestro nombre?“ La bendita Aparicion sonri6 sin contestar. Animada por su bene- volencia, Bernardita insistio: “Oh

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