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divino para apagar la sed que — sentimos por las cosas de la tie- rra, y no desear sino las celestia- les y eternas. Meditese sobre lo leido y pida cada uno la gracia que desea alcanzar por medio de esta Novena. PARTE HISTORICA El agua, que al principio tan ténuemente brotaba de las entra- fias de la tierra, iba paulatina- mente aumentandose hasta llegar A ser una fuente caudalosa. Las | gentes, impulsadas por una se- creta inspiraci6n, acudian 4 beber ~ de aquella agua, y hasta los en- fermos, reputados por la ciencia | muchos de ellos incurables, al ser

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