BCCPAM000544-1-04p26d00000000

69 — manos de la niña no formaba en un principio más que barro. Ber- nardita trató por tres veces de llevar a sus labios aquel cenago- so líquido; pero por tres veces fué tan fuerte su aversión, que lo arrojó sin tener fuerzas para tra- garlo. No obstante, quería ante todo obedecer a la radiante Apa- rición, y a la cuarta vez, haciendo un supremo esfuerzo, venció su repugnancia, bebió, se lavó y comió un poco de la planta sil- vestre que brotaba al pie dela roca. Cuando Bernardita cumplió to- das las órdenes que había reci- bido, la Virgen fijó en ella una mirada llena de satisfacción y a los pocos instantes desapareció.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz