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9 Dí.a 3.º Lo que nos priva del cielo y puede hacer– nos desgraciados por toda la eternidad es el pecado. No peques, pues, hermano mío, no cometas el pecado. El placer se desvanece en un momento, y su amargo fruto perdura en el infierno. No olvides que breve es el placer, y eterno el padecer. El niño Domingo Savio repetía : ((Antes morir que pecar.>> Acógete a la misericor– dia de Di,os d iciendo: ((Dios mío, ten misericordia de mí, q.ue soy run pecador. >> (50,0 días ele indulgencia.) Acude también a nuestra Madr~· del cielo y dile: (( Ma– d re mía, líbrame de pecado rr;ortal. n (300 días de indul– gencia.) Día 4. º El pecado nos trajo la muerte, y pensando en la muerte podemos evitar el pecado. El Eclesiástico dice (7 , 40): ((Acué rdate de tus postrimerías, y no peca– rás j amás.>> Ignoras cuándo y dónde morirás, tampoco sabes si serás o no afortunado, etc ., pero estás muy cierto de que has de morir. Dios ha puesto en tus manos el tener una muerte bµena o, mala; lo que ahora escojas, se. te dará ; haz, pues, siempre lo que querd'.:15 haber hecho en la hora; de la muerte. Repite hoy con verda– der-o sentimiento de fe y de compunción: <(Líbranos, Señor, de una repentina e imprevista muerte. >> (300 días de indulgencia.) Pon tu confianza en la V-irgen, repitien– do: (( María, Madre de gracia, Madre de misericordia, defiéndenos del enemigo, y ampáranos en la hora de la muerte.>> (300 días de indulgencia .) Día 5. 0 Terrible es la muerte, pero lo es más toda– vía por el juicio que la sigue: Nuestro Señor, que todo lo ve y todo lo sabe, te pedirá cuenta de los pensa– mientos consentidos, de las conversaciones indecorosas, de las obras perversas, de las M1sas que pierd~s, de los escándalos, etc., etc. Teme el juicio de Dios y vivirás

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