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8 vivirás bajo el amparo de nuestra Madre del cielo la Virgen María y merecerás la eterna felicidad del paraíso. Como el espíritu maternal de la Iglesia es fa vorecer el fruto de la Santa Misión, por esto los Prelados conceden amplias y extraordinar:as facultades, tanto acerca de pecados reservados, etcétera, como para legitimar casamientos, bautizos, etc., y que el señor Cura secunda desinteresadamente. (Cfr. B. O. de Val encia, enero 194r.) Reflexiona, pues, hermano mío, y atiende el ll amami-ento de los misioneros. No te retraiga ni lo raro y grave de tu-s cosas, ni las dificultad-es que hayas experimentado hasta ahora, porque el tiempo de la Santa M:sión es el tiempo indicado para arreglar estos asuntos, los cuales cuanto más arduos y pesados, tanto con más cariño, secre to e initerés te lo arreglarán los m:sioneros . Una cosa te suplico para tu propio bi en, y es que no lo dejes para última hora ; ven pron to para que se pue da arreglar a sat:s– facción de todos . ASUNTOS PARA CADA DÍA DE LA SANTA MISIÓN Dí a r. º Vienen los misioneros a invi tarte en nom~ bre de Dios; sal, pues, tú a recibirlos como a enviados de N uestro Señor; acompáñales, escúchales y estima sus consejos y doctrina. Oye con atención la palabra de Dios, pues dice Jesucristo en su Evangelio: << Quien a vosotros oye, a Mí me oye, y qui en ai vosotros despre– cia, a Mí me desprecia » (Le., 10, 16); y en otro lugar añade: «No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios » (Mt., 4, 4, ) . Día 2. º Piensa para qué te ha oreado Dios y para qué estás en el mundo: no parn divertirte, ni satisfa– cer pasiones, sino para salvarte. Pondera estas palabras de Jesucristo: « ¿ De qué le si rve al hombre el ganar todo el mundo, si pierde su alma?» (Mt., r6, 26). In – vocaJ hoy frecuentemente a la Virgen Santísima dicién– dole: «Dulce Corazón de María, sed la salvación mía.» (300 días de indulgencia.)

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