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\ I 17 Dios y pedirle te libre de mal y de morir en la noche . del pecado. Reza también algo, alaba al Señor porque es grande su misericordia para con nosotros. Y antes de meterte en la cama piensa y pregúntate a ti mismo: Si esta noche hubiera de morir, ¿ q:u ~ sería de mí? Si eres bueno y estás en gracia de Dios, irás al cielo ; pern si estás en pecado, caerías en el infi.erno. Entrégate al sueño diciendo: « En tus manos, Se– ñor, encomiendo mi espíritu.>> (500 días de indulgen– cia. ); y las inv-ocaciones: «Jesús, José y María, os doy el corazón y el alma mía . Jesús, José y María, asistidme en mi última agonía. Jesús, José y María, descanse con Vos en paz el alma mí a.» (Siete años de indulgencia por cada invocación.) Tan fácil y consoladora como has experimentado la vida, prácticas y verdades cristianas durante estos san– tos días de la Misión, lo seguirán siendo por toda tu vida, siempre que tú quieras conservar estas disposicio– nes, fomentar estas cosas y perseverar en el bien. La necesidad de acudir a -otro sitio nos alej a d e vosotros. Nos ,llevamos el grato recuerdo e íntima sa– tisfacciión de ver vuestras prometedoras resoluciones. y gener-osas promesas. Nos acordaremos siempre de vos– otros y pediremos al Señor y a la Divina Pastora os conceda gracias y bendiciones copiosísimas para que un día nos veamos para siempre en el cielo. Amén. Tú lee este librito, revive en ti el fervor y la piedad de estos días de luz y de vida, y no dejes de acordarte d elante de Dios N.uestro Señor de los Padres Misioneros.

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