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pecado, creo yo que, con licencia de Dios, el — mismo demonio es quien trae al género humano — a mal traer. Y como la soberbia es también el ; pie de que cojea el demonio, esta pasando aqui — lo que dice el r frdn: de cojo a cojo muletazo. — ¢ Quieres que todo te vaya bien? ¢ quieres que la justicia humana no te ajuste las cuentas en este mundo, y que la justicia divina no te tome las medidas en el otro? Pues’ el remedio esta en la mano, y en una pulabra se dice: Pero hay que q 4 repetirla tres veces para que se meta bien a la ca- beza: Obediencia, Obediencia, Obediencia. Ode- — diencia a toda especie de autoridad, lo mismo al Papa que al Rey, al Obispo que al Goberna- dor, al Alcalde que al Cura. Obediencia comple- | ta, y obediencia siempre. Cuando el Superior — habla, hijo mio, cualquiera que sea, punto en bo- 4 ca y cabeza ala olla. La obediencia salva al — mundo. Ella te salvard. Adios. _ Eso digo también yo, y barras derechas. eee Y con esto, cruz y raya, lectores pacientisi- mos, y basta de frases hechas; que, aunque algu-— nos de vosotros os habréis reido mucho con ellas, | y no con la risa del conejo, sino con la risa legal, | corriente y moliente, es decir, a mandibula ba- tiente; otros, en cambio, habran mirado mis arti- | culos con cara de pocos amigos, y habrén dicho — ; muchas veces para su capote; «Vamos averyes- |

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