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e ann ee a os dades, siendo nuestras conversaciones un zurri- burri y un baturrillo, que si patatin, que si patatan, que si fué que si vino, que si pitos que si flautas, que si ésto, que si el otro... en fin jla mar! Pero otras veces nos ponemos serios, como si se nos subiera el cargo a la cabeza, y, alzando- nos sobre el tripode, traemos a discusién la crea- cién entera, desde el cedro que crece en el Libano hasta el hisopo que nace en la pared. Verdad es que cuando no metemos la pata, ensefiamos la oreja, pero... inter nobis bonis scholasticis omnia transit, como contestaba aquel estudiante de la- tin, cuando el clerici ne comam nutriant, traducia diciendo que el comer nutria estaba prohibido a los clérigos, y el profesor le advertia que eso era no dar pie con bolo. Y no crea el lector que intento yo poner en la picota el uso de la palabra, y mucho menos cuan- do se ejercita cum mica salis. Dios me libre. Est modus rebus, y no hemos de cosernos los labios, porque eso seria, por huir de Scila caer en Ca- ribdis. Pero, como Ilueve sobre mojado, bueno sera tomar nota de este nuevo trapillo, al sacar los otros trapos de la sociedad a la colada, a fin de que sepa que tiene motivos para entonar el mea culpa, y no ande siempre con el noli me tangere y el /tio yo no he sido! en \a boca, y eso aun en los casos en que se la sorprende én flagranti, y con el hurto en las manos. Porque resulta ademas que, como lo que no