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salsac Pues que aprovechen las formulas, y hasta 4 siempre, queridos. Y si os ocurre algo nuevo, al picaporte de mi — puerta enseguida, porque, ya lo sabéis, «salus — populi suprema lex» que quiere decir «lo primero — es la salud»... que a todos os deseo. ee «Oiga Vd,, sefior camandulas, gritaria segura- / mente el pueblo, levantando la voz y los pufios, — da Vd. le parece que le hemos llamado al balcén — para darle el gusto de tomarnos a todos el pelo? — Pues se equivoca, porque por culpa de Vd. y de © otros como Vd. que nos han robado la fe sin dar- | nos cosa mejor, no esta el palo para cucharas, y — tenemos la sangre a cuarenta sobre cero. «Vayase de ahi, sefior maestro ciruela, con q J doscientos mil de a caballo, allia donde envian los — espafioles cuando se les sube la mosca a las nari- ces 0 les pisan el dedo malo, que para ese viaje — no necesitamos alforjas>. «Su ciencia es una filfa. Es el blanco de Espa- : fla, que para todo vale y para nada aprovecha. Es | la carabina de Ambrosio que solo sirve para _ pdl- vora en salvas, es la espada de Bernardo que ni pincha ni corta. Vayase, digo, si no quiere que © suba hasta ese balcén una comisi6n de garrotes, — y cada centimetro cuadrado de su cuerpo salga a | garrotazo por barba, y de los que arden en un | candil>.

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