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—Estais seguros? Ya tenéis buen apetito? { .éComéis bien? ‘—A dos.carrillos. —éAgilidad? —Como un gamo. —¢Dormir? —Como un lirén. No nos dormimos sobre los aureles, ni nos dormimos en las pajas, pero, una vez tumbados a la bartola, somos capaces de dor- amir en el rio. —Con que tenéis agilidad, coméis bien y dor- mis mejor, y no obstante... Caspita! pues no os entiendo!... —Es que nuestro dolor no est4 en el cuerpo, .sino en el alma. —¢En el alma? Pero cémo ha de estar en el alma, inocentes, si no tenemos alma? Si dijerais een el principio vital!.... —Lo que sea. —Acabemos de una vez ¢Qué es lo que pade-_ céis? —Tristeza, temor, ira, desesperacién. Siem- ‘pre buscando la felicidad, sin encontrarla jamdas.. ‘Esto no es vivir. Nuestro cuerpo rebosa de salud, ‘y no obstante padecemos. La vista de los bienes del rico nos envenena la sangre. Las pasiones no _ satisfechas nos traen en perpetua agitacién. Sal- -vadnos, doctor. Curadnos de esta enfermedad -que sin herir el cuerpo, martiriza horriblemente. —(Pausa) ;Caraspitis, caraspitis, qué chicos -€stos! éNo tenéis por ahi nerviecitos? bacterias, ¥

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