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aes los de beata, cuando se vé la paja en e! ojo del vecino. _ §.* Beberse los vientos por la virtud, reco- rriendo el camino que conduce a ella, unas veces a marchas forzadas, y otras con pies de plomo, pero sin jamas echarse en el surco. 6.* y ultima. Cuando en el combate social el que manda, manda, poner en el cafién hasta la cartu~ chera; y si el que manda hace idem de lienzo con los preceptos de su Superior, miel sobre hojuelas. He aqui las fuentes del Nilo, cuando se trata de encontrar la paz verdadera. Las conversacio- nes de los gobiernos, y las conferencias de los diplomaticos, si se prescinde del sistema recomen- dado aqui, son musica celestial. Cierto que las formulas apuntadas tienen cara de acreedor, y no gustaran a todos, porque no son precisamente monedas de cinco duros; y ade- mas, porque sin andarse por las ramas, aplican la segur a la raiz, cortan por lo sano, y van al bulto, disparando sobre el mismo tendén de Aqui- es a boca de jarro, como si dijéramos, a quema- ropa. Pues no las retiro. Quod scripsi, scripsi, que dijo un juez. Esas formulas, y todo lo escri- to por mi en este articulo, calamo currente ya vuela pluma son, a mi juicio, verdades de a_ folio, / de la cruz a la fecha. Si por echarlas en saco roto los que tienen la sartén del mango, se arma mafiana un cisco, sal- vese el que pueda. Yo me lavo las manos.

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