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patronos, que a su vez se defienden como gato panza arriba; y lo peor es que cuando los prime- ros no tienen ni Rey ni Roque, como sucede con frecuencia, se suben a las barbas de la misma autoridad politica, poniéndola en un brete, y me- tiéndola a cada paso en un berengenal. Y para agravar la situacién, ahi estén esos moros que con dificultad se resignan a ser moros de paz, y tantas veces nos han hecho gritar / Mo- ros hay en la costa! y dos naciones tan fuertes — como Espafia y Francia han andado a veces por causa“de ellos como tres en un zapato. Cierto que a los espafioles no se nos pone por eso carne de gallina, porque... ¢quién dijo miedo hablando de la raza hispana? Cada espazfiol lleva un rey en el cuerpo, y es para nosotros “coser y cantar el luchar y morir por la justicia, cuando creemos que esta de nuestra parte: pero confese- mos ingenuamente que dariamos el oro y el moro porque por fin hubiese quedado definitivamente resuelta {para nosotros la cuesti6n moruna. Y en cuanto al pueblo galo, que es el que actualmente levanta el gallo en la Europa continental, otro ga- Ilo le cantara, si, en menos que canta un gallo, esos moros de cresta erguida no fueran todavia capaces de armarle una trapatiesta, siempre con intenciones y algunas veces con probabilidades de dejar a su ejército colonial, como el gallo morén sin plumas y cacareando. Que la cuestién marroqui no lleva encerrado para ninguna de estas dos naciones el morte mo-

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