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20 lecto y lenguaje propio, mas sin alborotos ni con- tiendas, que Cristo es Dios de paz y quiere que sus Apóstoles prediquen su verdad divina con toda paz, amor y mansedumbre; deben estos tratar á los peca- dores como Cristo trató á lus niños. Sólo cuando se quiera atropellar á la Iglesia y despojarla de sus de- rechos y libertad, deben los sucesores de lcs Após- ¿oles obrar con energía y valor y resistir hasta la muerte, revistiéndose de toda la autoridad que les ha dado el Señor- Es necesario que los sacerdotes prediquen y re- cuerden sus gravísimas obligaciones y deberes á los jueces, á los magistrados, á los gobernadores, á los políticols, á todos los potentados y personajes nobles é influyentes, y que cuando alguno de ellos falte pú- blicamente á sus obligaciones, el sacerdote con todo respeto y consideración, pero también con toda li- bertad y soltura, y sin respeto humano clame vale- rosamente: “No te es lícito hacer eso; estás faltando á tu deber y escandalizando á los pequeños. ¡Ay del pastor cobarde y siervo infiel que por respeto huma- no se calle y sea perro mudo! Esta predicación del Evangelio hecha con toda libertad y sin respeto bumano alguno, ¡será la espa- da de dos filos que sale de la boca del Señor cortando á derecha é izquierda todos los vicios y todos los errores; los corazones empedernidos, llenos de con- fusión y rabia, no pudiendo.soportar los golpes de esta espada y la luz clarísima de la predicación evan- géólica, se arrojarán sobre los sacerdotes y sobre la Iglesia y los perseguirán terriblemente; mas el triun- fo de la Iglesia será muy grande y su gloria inmen- sa; desaparecerán todas las sectas y falsas religiones y sólo quedará en pie triunfante y gloriosa la Iglesia Católica. Los sacerdotes que así prediquen el Evan- gelio serán llamados los verdaderos sacerdotes del Cordero Inmaculado y los verdaderos ministros del Altísimo. Sucesores de los Apóstoles, para haceros mere- cedores de la ayuda del Espíritu Santo, sed muy hu-