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16 . . Y todo aquel día oía en su interior una vóz muy grave. y majestuosa que repetía: “¡España! !Espa- ña! ¡Cómo correspondes á las gracias y favores que se te están haciendo! ¡Cuán grande es la deuda que por'esto tienes! ¿Qué responderás cuando te pidan cuenta?” Muchas veces en la oración, en la comunión y durante todo el día oye claramente esta voz que la lena de amargura y. Ja obliga á pedir por Espña y á ofrecerse al Señor como víctima por ella. - e La mina de aguas vivas y de vida eterna. El domingo, día 1 de junio, después de comul- gar, se-retiró á su easa, y hallándose sola y experi- mentando grandísimos deseos de hacer oración se fué al oratorio para hacer la oración ante Jesús Cru- cificado; Sintió un amor muy grande y un decai- miento tal de fuerzas, que no pudiendo estar de ro- dillas, ni en pie. se sentó en una silla delante del Qrucifijo para hacer la 0 'ación. Estando así en la oración le vino 4 lá memoria un recuerdo .muy vivo de todos sus pecados; vió al mismo tiempo con gran claridad, todas las gracias y favores que el Señor le había hecho; y meditando su mala correspondencia á tantás grácias y sus muchas ingratitudes, se apo- deró de su corazón una pena tan amarga y un senti- miento tan profundo de todos sus pecados, que pro- rrumpió en copioso llanto, cual si sus ojos se hubie- ran convertido en dos fuentes de lágrimas. Ha Jlora- do muchísimo en su vida; pero jamás ha llorado tan copiosamente como en esta ocasión, si se exceptúa el día aquél en que hizo su promesa arrodillada ante la Cruz de la misión, de que hablamos más arriba. “Se- ñor, exclamala anegada en llanto, ya sabes que le amo con todo mi corazón, y con toda mi alma, y que no puedo amarte más de lo que te amo. Tú solo pue- des darme más amor; haz que mi corazón únicamen-
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