BCCPAM000544-1-02p31d00000000

14 así lo quiero, le contestó el Señor con mucha majes- tad. Ñ En aquel día fué elevada á una oración de quie- tud muy distinta de la que había tenido hasta enton- ces; en semejante oración jamás había podido pedir nada al Señor, mas en este día fué la primera vez que le fué posible pedir algo al Señor, exclamando: “Ha- ced, Dios mío, que se cumpla lo que siempre os he pedido, que me abrase er. vuestro amor y dé un gri- to tal de amor á Vos que se oiga en todo el mundo, especialmente allí donde sois más desconocido, más ultrajado y más odiado, á fin de que todo el mundo vea que teneis quien 05 ame de veras; y sólo porque Vos sois digno de ser amado, y sin esperanza de pre- mio alguno”.—Darás muy pronto ese grito, le con- testó el Señor. Prepárate; quiero hacer mi morada predilecta en tu corazón; haz pronto y fielmente cuanto te ordene mi Madre.—En el mismo día y en los siguientes le dijo la Virgen: “Es voluntad de mi Hijo y mía que todos los viernes del año, de doce á tres de la tarde. se dediove una hora á meditar los dolores que mi Divino Hijo sufrió estando clavado en la Cruz y los dolores que Yo padecí viéndole morir de aquella manera. Los últimos viernes de cada mes se hará esta hora pública v solemnemente en las iglesias; los demás viernes se hará en privado, cada cual como mejor pueda”. Y como ella pensara y di- jera interiormente: “Vaya una hora más incómoda é inoportuna, en que las gentes ó están comiendo 6 prenarando la comida”. añadió la Virgen: “Los que realmente estén ocupados y no puedan ir los últimos viernes á las iglesias durante esa hora. asistan por lo menos en espíritu, teniendo en ese tiempo todo su corazón y toda su alma buestos en la consideración de los dolores que mi Divino Hijo padeció en todos los miembros de su sacratísimo enerno mientras es- tuvo en la Cruz clavado. Dichosa tú si esto haces. y dichoso el que coopere á que se realice esta obra. Da- te mucha prisa á cumplir esto, que el peligro va á ser muy grande”,