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DEVOCION EN LA MISA cuerpo y sangre el suave olor de las virtudes. Por esto le concedía su Majestad cuanto por este sa. erificio le pedía: y cuantas cosas deseaba alcanzar de El, todo lo pedía en el Altar, y lo hacía así por la larga experiencia que tenía de que no le ne- 7 garía nada de cuanto le pedía en él, y como ve. * remos despues remedió por este medio necesidades ' - muy grandes. Habiendo dicho Misa, era mayor su recogimiento y más dilatada su oracion, empleando A casi toda la mañana en la consideracion de tan alto huésped, y en darle las debidas gracias por el beneficio que le acababa de hacer, para lo que — todo el tiempo le parecía corto y todas sus fuerzas pocas. De la mucha devocion y fe grande que tuvo á los Misterios de nuestra Fe. CaprítuLOo XIX. 92. Esta virtud de la piedad inclinaba el afecto del Padre Ignacio á que con mucha devocion ve- nerase los Misterios de nuestra santa Ye y agra- deciese á su Majestad los beneficios grandes que obró por ellos en beneficio de los hombres. No sólo no tenía la menor duda de ellos, sino que los creía con tanta certeza que deseaba dar su vida en testi-

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