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PACIENCIA añadía á las ordinarias de la Religion otras extraor- ' dinarias de mayor pena y rigor. E 82. El segundo grado de la paciencia es sale males penosos cuando los envia ó permite Dios, yA todos los de este linaje vienen de su mano, como lo dice el Eclesiástico, XI, 14: Bona et mala, vita - et mors, paúpertas et honestas a Deo sunt. El su frir los males con gusto, aunque pueda el que los padece librarse de ellos por medios lícitos (se trata - de males de tal condicion, que no imponen obliga. cion de buscar remedio), este es grado más per- _fecto de paciencia, que cuando la enfermedad no es de peligro ni lo manda el prelado, no querer medicinas para su remedio y alivio, sino padecer por amor de Dios sin quejarse de su molestia y sin comunicar á otros sus penas, sino padecerlas en silencio 4 solos con Dios, teniendo este trabajo por favor venido de su mano, este grado es mucho más - perfecto que el primero porque tiene mucho de amor de Dios. | 83. Mostrose en este grado admirable la pacien- cia del P. Ignacio, pues en toda su vida siendo mu- chos los achaques y dolores que padeció, jamas quiso admitir ningun linaje de medicina, por no dejar de padecer por Dios los que El le enviaba, sin alivio ni consuelo de la naturaleza. No quería - cuando estaba enfermo que llamasen al médico: el - remedio de sus achaques decía que era la dieta

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