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CAPÍTULO XVI. 8l De su Paciencia. CaprítuLo XVI. 81. No hay virtud que lo sea si la de la paciencia no descubre que lo es. Es la piedra de toque que manifiesta lo que es oro fino ó falso; miéntras el que trata de virtudes no es probado con trabajos que los lleve gustosamente por Dios, no se debe tener por virtuoso. Prueba grande de que fué en todo perfecta la del P. Ignacio, es el sufrimiento voluntario y tan dilatado por espacio de 64 años continuos de los trabajos, penitencias, rigores y mortificaciones de Religion, y por causa tan ho- nesta y santa como padecerlos por Dios y por la virtud. Paciencia fué que descubrió ser sus vir- tudes perfectas y consumada su santidad, y que fué en todo varon perfecto y virtuoso sin que le faltase la perfeccion á la suya. El primer grado de la paciencia es padecer voluntariamente penas y mortificaciones repugnantes á la naturaleza, y estando en la mano el no padecerlas no querer dejarlas de padecer por sufrir por Dios y por la virtud. No hubo cosa de mayor gusto para el P. Ignacio que el haber abrazado gustosamente un estado rico de penitencias como el de la Orden Capuchina: no sólo las llevó con placer, sino que 6

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