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E, 0 y + we 1d 78 SILENCIO Pp: Ignacio, pues siempre supo acompañar la suya 3 con la del silencio estrecho. Hablaba poco, y si no le obligaba la necesidad ó la caridad jamas hablaba, y - aun en estos casos sólo lo preciso, y tan atento á lo que decía que se conocía iba con la razon midiendo - y pesando sus palabras para que no pasasen de. lo justo. Siempre que hablaba era de Dios, sus ordinarias pláticas eran del martirio que tanto de- seaba, con lo cual evitaba las que no eran útiles y de edificacion; lo ordinario era que si se hallaba - entre otros, callase, y así con su silencio decía más - de la virtud de lo que pudiera decir con muchas y elegantes palabras, de modo que se podía decir de él lo que S. Jerónimo de la vírgen Asela, que era muy callada; de ella dice escribiendo áMar - cela: Habebat silentium loquens, et quasi dum nihil loqueretur plus de propria sanctitate dicit: tenia esta santa doncella, un silencio que hablaba, y tan elocuente que decia más de la virtud que pu- diera con muchas palabras retóricas. Esta exce- lencia tenía el del P. Ignacio, callando hablaba Ñ mucho y descubría con su silencio el fondo de su interior, ocupado siempre en Dios á quien miraba presente y con quien hablaba más con afectos que con palabras; que el que habla mucho con Dios le faltan palabras para tratar con los hombres. No sabia hablar sino de Dios, y sus palabras manifes- taban que estaba lleno su corazon de+lo que ha-

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