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71 CAPÍTULO XIT. De de una vela encendida. Acudió á todos con tanta edificacion y ejemplo, que hasta hoy dura la me- moria del suyo y de su caridad en aquel lugar, derivada de padres á hijos. Acabada la peste, hizo por otros seis meses la cuarentena en una pe- queña casa en lo alto de un monte, en donde hizo vida eremítica y solitaria, dándose todo al - ejercicio de la oracion y contemplacion. 69. Mostró tambien su ardentisima caridad en procurar la salud espiritual de los prójimos, apar- tando á muchos que sabía estaban en pecado, y otros cuyas manchadas conciencias le revelaba Dios, exhortándolos 4 todos á su servicio y 4 mejorar de vida y á que no le ofendiesen por ninguna cosa del mundo. A todos procuraba edificar con su ejemplo: jamas se le oyó hablar mal ni murmurar de nadie, ántes aborrecía más que la peste este vicio y llevaba muy mal que se murmurase en su presencia: cuando esto ocurría, atajaba la plática ó volvía las espaldas; * y aun de nadie (dicen los que trataron su interior) pensaba mal, ántes de todos pensaba bien, echán- dolo todo á la mejor parte. Jamas ofundió 4 nadie ni de obra ni de palabra, á todos amaba, con todos guardaba paz y procuraba ponerla entre los que no la había; finalmente todo en ¿l olía á caridad, á to- dos amaba en Cristo y deseaba que le gozasen todos en la gloria, y que ningun hombre se perdiese, pues Cristo los había redimido eon su sangre preciosa.

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