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AMOR AL PRÓJIMO á pobres, é igualmente procuraba el consuelo de todos. de 68. En una ocasion en que hubo peste en Ca- taluña, conociendo los Prelados la mucha caridad que para con los prójimos tenía el P. Ignacio, entre los que nombraron para que entrasen en la ciu- dad de Barcelona 4 administrar á los apestados los Sacramentos, fué él uno; pero por hallarse en- tónces en la Villa de Valls, no tuvo entónces efecto esta eleccion, ordenándolo así Dios para que se quedara en aquel lugar donde prendió tambien la peste y había mayor falta de ministros, donde con otros cuatro Religiosos nuestros entró á adminis- trar los Sacramentos á los apestados. Durole este caritativo y trabajoso empleo seis meses, sin mos- trarse jamas cansado, curándolos, sirviéndolos, confesándolos y administrándoles los santos Sacra- mentos, y enterrando sus cadáveres, sin parar ni de dia ni de noche, yendo de una en otra parte para que nadie muriese sin estos divinos socorros: no desmayó jamas, aunque vió muertos á sus cua- tro compañeros, ni temió jamas el peligro, aunque se vió seis veces herido del contagio; jamas hizo cama, ni salió del lugar, ni buscó cirujanos para cura de su enfermedad; él mismo lo fué para sí Ó por mejor decir él fué su mismo verdugo para que el mérito de su paciencia fuese mayor, que- mándose varias veces sus landres con el fuego