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CAPÍTULO X. 57 corde: orar á él con puro corazon. En las cuales palabras claramente significa que esta oracion debe ser tambien mental y de corazon. Desea el santo Padre que sus hijos hagan todas sus obras y ejer- cicios santos con este espiritu del Señor, hacién- dolos con la mayor perfeccion, procurando con e- llos su mayor agrado: y para conseguirle puso en primer lugar la oracion. Esta oracion quiere nues- tro Padre que seca más mental que vocal, que es la que se hace con el corazon. Orare ad Deum (dice) puro corde. 54. En esta celestial escuela de la oracion apren- dió el P. Ignacio las admirables virtudes que se vie- ron en su vida; fué el don que tuvo de esta virtud grande, y en altísima contemplacion : fué varon muy alumbrado de Dios con luces y noticias del cielo; en esta tuvo continuo y familiar trato con Dios, elevada siempre su alma en El, mirándole siempre presente y ordenando hácia El todos los afectos de su alma. Sus mayores deseos fueron siempre de tener el espíritu del Señor, y á este fin orde- naba todos sus ejercicios interiores y exteriores: y sabiendo que el de la oracion de puro y limpio corazon era el medio más eficaz para alcanzarle, gu contínuo cuidado era limpiar el suyo para con- seguirle, velando sobre su guarda no le manchasen afectos de criaturas; á este fin se confesaba todos los dias y muchos de ellos dos y tres veces, pu-

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