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CAPÍTULO IX. 55 S E continua á todos los actos conventuales. Sobre todo es más admirable en él el espíritu,con que obraba en todos estos actos, pues no se satisfacia el suyo con asistir á lo exterior de ellos, que esto era lo ménos y lo que ménos vale en los ojos de Dios; sino que los afectos de su voluntad les daba ser y vida y mérito mayor. 52. Esto precisamente era lo que más deseaba el P. Ignacio en todos sus ejercicios, esto deseaba con todas las fuerzas y afectos de su corazon, extendiendo estos donde no llegaban aquellas con amor grandísimo y con eficaz impulso del Espíritu Santo: todo su corazon se ocupaba en mirar sólo á agradarle; iba siempre con un contínuo y actual afecto de hacer sus obras por sólo el amor de Dios, buscando en todas su mayor beneplácito: y todas las hacía con una alegría grande y gusto de su corazon, y pareciéndole que cuanto hacia era de ningun valor. Con este afecto eficaz y dilatado realzaba lo que hacia y con el mismo seguía á la Comunidad; y á los demas Religiosos les aconse- jaba que hiciesen lo mismo, no teniendo que bus- car (decía) el capuchino mayor perfeccion que seguir con espíritu los actos comunes: esta es la de su estado y la de su vocacion, en lo que no sea esto, aunque fueren penitencias grandes y ejer- cicios que parezcan más perfectos, puede haber mucho de amor propio y de propia voluntad y