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ViDA COMUN piden. Jamas faltó de asistir 4 las Misas conven- 3 tuales, ni á las horas del ejercicio cotidiano; ni q tampoco á los demas actos cuando eran comunes, por humildes y trabajosos que fuesen (de que la Religion tiene exentos á los ancianos). 3 51. La vida comun de nuestra Religion tiene mucho de penoso hasta en el sueño: pues este cada noche se ha de romper á lo mejor, á media noche para Maitines. El hábito de sayal en in- - vierno no abriga y en verano abrasa; la habita- - cion de la celda ordinariamente estrecha. Los ayu- nos de las cuaresmas, vigilias y viérnes son más que la mitad de los dias del año; todas las semanas — las disciplinas y la semana santa todos los dias, La Seráfica Regla con veinticinco preceptos, y fuera de estos nuestros estatutos generales fuera de ser leyes de mucha perfeccion juntamente son de bastante rigor. Todo esto es admirable y lo es - mucho más en el P. Ignacio, no sólo porno haber - faltado jamas en toda su vida, sino por haber sido ' tan larga la suya, y no haber jamas aflojado un punto en la observancia de todo, evitando para sí _todos aquellos alivios y dispensas que en caso de necesidad y por otras causas legítimas los Prelados pueden conceder con discreta benignidad: y se duda si ha habido otro en la Orden que perseve- - rase más años que él en este continuo rigor y guarda de la observancia comun y asistencia tan

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