BCCPAM000543-2-06000000000000

$ A CAPÍTULO VIII. 47 y puedo muy bien hacer cualquier penitencia »; y lo hacía como lo decía, que jamas faltó ni á los ayunos, ni á las disciplinas, ni á Maitines, ni á los demas rigores de la Orden. 42. Estando conventual en nuestro convento de la Magdalena, le dijo el Prelado en el capítulo de las culpas: « Padre, ya la Religion por sus muchos años y flaqueza le tiene exento de levantarse á Maitines 4 media noche y á la oracion y disciplina que se hacen despues de ellos: se le tenga por exento de ellos y goce los privilegios que la Orden le concede, que yo tambien le doy mi bendicion. » Aguardó que se acabara aquel acto de Comuni- dad, y salidos del refectorio le dijo: « P. Guar- dian, ¿es que los viejos no hemos de dar buen ejemplo? yo me hallo bueno gracias á Dios, dé- jeme que le sirva con la salud que me da el poco tiempo que me queda de vida »; lo que concedido, jamas ni faltó á Maitines, ni á disciplina, ni á ora- cion: y fuera de las disciplinas de la Comunidad, á horas cautelosas hacia otras muy rigurosas. 43. Estaba una vez enfermo en el convento de Orihuela en tiempo de ayunos, y el médico le or- denó que comiera carne y que le pusiesen un jergon en la cama. A lo que respondió el P. Igna- cio: « Carne no es menester, pues me siento con fuerzas », y no la comió; y cuando pusieron en su celda el jergon, se desconsoló mucho y suplicó

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz