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sd de UN ys Ae da E O DAA MO +¿I -—— A AO PUREZA — A to Dios. De ordinario llevaba mucha modestia exterior - con los ojos bajos, y muchas veces faltaba á la cor. tesía de los que le saludaban y advertido de ello- por los compañeros respondía: « No quisiera tener ' ojos, y quisiera irme á las Indias por no conocer á nadie: basta tener abiertos los ojos del alma para ver á Dios que nos mira. » 37. Mostraba tambien esta pureza de su alma en ofenderse aun de las sombras que podían turbar la de la suya. En otra ocasion estando con otros ' religiosos, uno refirió la cortesía con que en una na cion suelen los hombres de ella saludar á las mu- jeres (que á los españoles les parece poco honesta); en oyéndolo volvió las espaldasy despues repren- dió al Religioso que lo había referido y le mandó que - pidiese perdon á los que le habían oido. No podía - ver ni oir cosas que oliesen á no castas: aun de sus nombres y sombras se ofendía su pureza. Donde se mostró lo mucho que cuidaba de la suya, fué en una ocasion en que estando en la Provincia de Cataluña iba de camino con el P. Fr. Luis de Alarcon; llovióles tanto que sus hábitos quedaron empapados en agua, y fué fuerza que en llegando á la posada, que era la casa de un hermano de la Orden muy devoto del P. Ignacio, que se los qui- taran para enjugarlos: y para que se hiciese este más pronto, los metieron dentro de un horno, y entre tanto les dieron 4 los dos á cada uno su

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