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POBREZA d | P. Fr. Vicente de Perameña, y le refirió al P. Ignacio Es lo que le había pasado en la portería con los man- ¡e cebos, y como despues de haberle dado aquel pan | se habían desaparecido á sus ojos: y respondió el > P, Ignacio: « Ahora veran como provee Dios á los Y que confian en El »: y con mucho encarecimiento rogó á estos dos religiosos que miéntras él viviese no diesen á nadie noticia de los sucesos de aquel dia. Démosle á Dios gracias por ellos ya que tanto cuida de nosotros. 31. Estos favores que Dios hacía al P. Ignacio por que no quedasen sin memoria ni sin particular mencion, estos dos religiosos que fueron testigos de ellos los encomendaron en secreto á tres personas discretas cada una de por sí para que ellas lo dijesen despues de la muerte del P. Ignacio: y concuerda el dicho de todas tres. Los dos reli- giosos fueron de tan conocida virtud que sus vidas como de varones insignes van escritas en el 2” tomo de los Anales de nuestra Orden, y aun como tan favorecidos de Dios nos dejaron una vehemente sospecha que al tiempo que lo dijeron habían te- nido revelacion de que su muerte sería ántes que la del P. Ignacio, y así fué. Decían de él: « Que no era conocida su santidad, cuando muera se co- nocerá, y habrá mayor moción á venerar su cuerpo que la que ha habido estos dias en Valencia por los dos varones insignes que han muerto en