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32 POBREZA .. - el suyo de afectos de criaturas y tan desapegado de ellas, que ni aun permitía en el suyo los más naturales de carne y sangre más de lo que la caridad le obligaba. Tan olvidado de deudos, | como si no los tuviera; con haber tomado nuestro AS hábito en Italia y vuelto despues á España y ha- E. ber vivido en ella muchos años, jamas trató de ir- ía los á ver, y jamas fué á su patria Monzon; vivió en la tierra siempre como peregrino y extranjero en ella con ánsia de la patria celestial y de verá - Dios. Todas sus confianzas tenía puestas en El como En verdadero pobre evangélico; por esto aborrecía cual- quiera provision, holgábase en las necesidades de - las cosas, cuando iba de camino ni llevaba ni per- - mitía llevasen sus compañeros nada de comida ni A bebida: « Confiemos en Dios, decía, que El nos proveerá, no hay tal como vivir al cuidado de Dios y estar pendientes de su Providencia »; sus más ordinarias palabras en todas las necesidades eran: « confiemos en Dios »: y cuanto se pagase su Ma- jestad de la confianza verdadera de su siervo, lo manifestó con algunos sucesos milagrosos. 28. Estaba de Presidente en nuestro convento de Sta. Magdalena, que está en despoblado, y en- tónces en medio de unos campos de viñas: sus dueños tenían dada licencia 4 los religiosos que al tiempo de la cosecha tomasen las uvas que hubie- ren menester para comer. Una mañana le dijo el re- - ¿E

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