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22 HUMILDAD y cuando por viejo no podía hacerlo en pié ca- vaba de rodillas. Lavaba y besaba con mucha hu- mildad los pies á los religiosos huéspedes, cuando llegaban de camino. Cuando barrían los religiosos el convento, él quería coger la basura, y lo hacia con las manos y aun de rodillas, con no tocarle á él por ser Sacerdote. Su más ordinaria conversacion era con los del estado más humilde: siempre escogía el más humilde lugar y se sentaba en tierra. A _las horas señaladas que los Religiosos van á lim- piar la enfermería, se adelantaba á todos y corría para que nadie le ganare por la mano á limpiar los vasos inmundos y á barrerles las celdas y ha- cerles las camas. En los capitulos de las culpas, éra confusion y edificacion de los demas verle - exagerar sus más mínimos defectos. En una oca- sion un Prelado, fuera de capitulo, para prueba de su virtud y aun burlando, le reprendió de una niñería delante de otros religiosos: luego se echó en tierra y dijo su culpa, como si fuera un novicio, teniendo de Religion más de sesenta años de há- bito, dejando á los que vieron acto de tanta hu- mildad edificados. | 18. Despreciábase á sí mismo con palabras de conocimiento propio, y se conocía en las suyas el afecto humilde de su corazon y el bajo concepto que tenía de sí mismo: pues decía que era un pe- cadorazo grande y que se admiraba de que le Hi

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