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CAPÍTULO XLYV. 249 Dios: é invocando su favor, con fe grande le dijo: « Padre Ignacio, yo os prometo que si alcanzais vida para este mi hijo difunto, siquiera para al- canzar el santo Bautismo, de vestirlo de vuestro hábito Capuchino »; y con'la misma fe y confianza puso sobre la frente una reliquia suya. Caso admi-> rable: al mismo instante el niño que estaba ya frio, cobró calor y abrió los ojos, y el que estaba muerto cobró vida á vista de muchos que fueron testigos, y dando todos á Dios las debidas alabanzas por “ella. Al niño le bautizaron con gozo grande de sus padres, que á todos contaban agradecidos el favor que Dios les había hecho por los méritos de su siervo el P. Ignacio de Monzon. Esta fué la vida del Padre Fray Ignacio de Mon- zon, admirable por sus admirables y heróicas virtu- des, y admirable por los singulares prodigios con que le honró Dios ántes y despues de muerto, mostrando cuan grato le fué y el premio que le había dado en su gloria, con tanta multitud de milagros como . obró por su intercesion. Esta nos valga para que le sepamos imitar en las virtudes, y así alcancemos des- pues el hacerle compañía en el cielo. Amen. Amen. ¡Ave María PURÍSIMA! Fin de la vida del P. Fray Ignacio de Monzon religioso Capuchiro.