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$ y CAPÍTULO HI. 17 y más vivamente estampada en su corazon; pen- saba en ella, y todo su cuidado era como la guar- daría mejor, no sólo sin ofensa de sus votos y preceptos, sino de sus evangélicos consejos, y al- canzaría el espiritu del Señor y su santa obra que ella aconseja se debe estimar y desear sobre todas las cosas, y copiaria en sí el de su Seráfico Padre, siendo legítimo y verdadero hijo suyo y en todo fraile menor. 11. No fueron solos deseos de esta perfeccion los suyos, sino que pasaron á obras y ejecuciones tan diversas, que en 64 años que le duró esta obligacion (pues tantos fué fraile menor) fué tan fiel observador de su Regla, que no dió en su guarda un solo paso atras en ofensa de sus pre- ceptos, sino que caminó tan á pasos largos sin detenerse en la de sus consejos evangélicos, que los Religiosos nuestros que le trataron y fueron testigos de su vida (linces en esta materia) afir- man con juramento que en todo este tiempo no conocieron otro en la Orden que se aventajase al P. Ignacio en la guarda perfecta de la seráfica Regla, ni otro que más fielmente hubiese seguido las huellas del Seráfico Padre San Francisco ni imitado sus virtudes, ni que fuese más heredero del espiritu seráfico de su santo Padre, de su humildad y desprecio, de su pobreza, de su retiro y ora- cion, de su caridad y amor de Dios y de los pró- 2