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E, 230 OTROS MILAGROS pasmados; al mismo punto paró la sangre, y quedó con vida el que tenían por cierto moriría dentro de breves horas, si no paraba. | 271. Ana Esteve mujer de José Salazar, cirujano de Orihuela, estuvo tambien enferma de otro flujo de sangre, y se tenían tan pocas esperanzas de su vida que ya le habían dado para morir la Extrema- Uncion. Una vecina suya llamada Esperanza Ato- chares, que le había padecido por espacio de tres años, le envió unas reliquias del P. Ignacio (que con su intercesion había curado), diciéndola se en- comendase muy de veras á él y se las pusiese en- cima, y confiase que luego tendría remedio. Hizolo la enferma, y al mismo instante paró el flujo de la sangre, y con gozo de su corazon dió á Dios las gracias, y al P. Ignacio y á su vecina que tanta ca- ridad le había hecho de enviarle aquella medicina tan milagrosa y eficaz. Otros milagros. De aquellos á quienes milagrosamente restituyó el habla que habían perdido. CapríruLO XLI. 272. A Juan Tortosa, vecino de la real villa de Onteniente, de repente le dió una muy grave enfer- medad que le trajo hasta el último término de la vida. Confesose para morir, y estándose confesando

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