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“S pósele tan bien esta sentencia en su corazon, tur- “bado todo, que tuvo por cierto que le había Dios hablado en ella; sintió en sí una resolucion grande á la ejecucion de su buen propósito de hacerse capuchino, y un valor grande para atropellar todos los respetos humanos que podían estorbarla; y para librarse de los de su hermano que juzgaba por mayor estorbo, determinó dejar 4 Nápoles é RS irse á Milan á pedir el hábito de capuchino. 3 6, Hacía el Virrey levas en Nápoles para las E guerras que el Rey nuestro señor tenía en el estado de de Milan. Valiose de la ocasion, y dando honroso ti: 3 tulo á su viaje, dijo á su hermano quería pasar á S Milan á servir á Su Majestad en las armas. Alabole A su hermano sus honrados pensamientos; no enten- A dió el secretario el sentido que se encerraba debajo 3 de la corteza de estas palabras, que era de ir á 3 la Majestad divina, y militar en la milicia de Cristo , ¿3 bajo la bandera de su Alferez San Francisco. Diole LN con mucho gusto su beneplácito, hizo asentara ce. plaza de soldado, diole dinero y todo lo necesario | E para la jornada. Nuestro Ignacio despidiose de él y se embarcó para Milan, sirvió al Rey en su ejército GE 08 un poco de tiempo, aguardando oportunidad para lo- ] 3 grar los intentos que le habían conducido á ser Reli- iS gioso. Entre tanto hizo vida más de solitario retirado, 8 que de soldado-libre; todo el dia se iba solo con el a Rosario en la mano, encomendándose á Dios y pi- ” he 3 pe SA AN Di bis E 555 ie 4 5 A . A, A E E > SS E 4 E AS A FAS A a E A AE ho e ER, ASA <EN AE Pe a E E AN > A vá E e Y a e 53 A % 17 x - Pe ÍTU | 11 CAPIT LO 1. ¡

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