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CAPÍTULO XXXI. 181 su casa tan bueno y fiel siervo. Administrole el sa- grado Viático, que recibió con notable devocion, acompañada de afectos fervientes de fe, de humil- dad y agradecimiento; despidiose de sus hermanos, pidioles perdon de sus faltas y sus oraciones para con Dios, para que le perdonase las muchas que contra él había cometido. Tanta humildad despertó - en ellos ardientes suspiros, tiernas lágrimasy do- lorosos sentimientos de que perdían una de las más firmes columnas de la Religion, que con tanto va- lor y perseverancia había sustentado tantos años el peso de su rigor y su sublime estado, y un ejemplo de. virtud el mayor que habían visto en. ella, con que le había ganado fama gloriosa ¿ ilus- tre nombre. Administrósele tambien á su tiempo y á instancia suya el Sacramento de la Uncion, que recibió teniendo enteros sus sentidos é invo- cando tambien en su ayuda á los Santos. 214. Súpose de su enfermedad en la ciudad, y sintieron les faltase varon tan grande, en quien ha- llaban todos consuelo en sus trabajos y remedio para todos sus males. Aquellos de quienes se había despedido entendieron que la jornada que les había dicho que iba á hacer al tiempo de las primeras Ordenes, era para ir al cielo, porque ya eran las Témporas de Diciembre y había muchos Ordenan- tes forasteros en la ciudad, que los trajo Dios para testigos de la honra que se había de hacer en su

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