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esc O e E + ea ME + e [A E y - +. > SE, a MR, ns E A EAS es A a > im e, E cto 174 MILAGROS multitud tan grande, que juzgaron eran más de mi lo y estuvieron tan quietos, que sin menearse E daron que los criados los cogiesen á manos y he Ñ puñados; llenaban cestas y sombreros, y los saca. ban al campo, donde sin resistencia se dejaron ma- tar todos, que fué una cosa prodigiosa: y quedó la casa tan limpia de ellos, que no parecieron en ella - más: viendo cumplido lo que había dicho el P. Igma- cio, que presto los cojerían juntos y se verían li. bres de su molestia. | 205. Francisca Soler, viuda de Juan Roda, ve- cino del lugar de Moncada, era muy devota de nuestra Religion por tener dos hijos en ella Reli- giosos Fué un dia á su casa el P. Ignacio; y con la mucha fe que en él tenía, le suplicó le hiciese la caridad de bendecirle sus viñas. Respondiole él: « Ya lo he hecho cuando venía pasando por cerca de ellas, y he pedido al Señor se las guarde, y que - le dé este año mucho vino. » Agradecióselo ella, confiada que con tal bendicion. Aquel año hizo una tempestad de truenos y rayos, y cayó tanta piedra, que dejó destruido todo el término y las viñas de Moncada: y á las de la dicha Francisca Soler, no llegó ni una sola piedra; quedando las que estaban cerca sin hoja verde, y las de esta señora muy ver- des y muy lozanas, que iban los del lugar á ver- las como cosa prodigiosa. Ellos lo atribuían á la mucha caridad que tenía con los Capuchinos: pero
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